viernes, 9 de diciembre de 2011

LO QUE MAS SE NECESITA por J.M. DeMatteis

Cuanto más crezco voy más me doy cuenta que lo más importante que cualquiera de nosotros puede hacer en la vida es tratar de vivir con compasión, manteniendo nuestros corazones abiertos, tratando a los demás con comprensión y, lo más importante, con la simple amabilidad humana.
"Lo que más se necesita" - dijo Buda y son palabras cuyo eco se ha mantenido en mi vida durante décadas - "es un corazón lleno de amor." Sinceramente, creo que el microcosmos es el macrocosmos. Que nuestros pequeños actos de compasión resuenan por todo el planeta. Que un corazón puede literalmente cambiar el mundo.

Por supuesto, una cosa es hacer que la compasión sea una intención en nuestras vidas y otra muy distinta es vivirla. Trato, honestamente intento ser todo lo bueno y decente que una persona puede. Conscientemente he estado trabajando en mí mismo, en mi conexión con lo Divino, desde que estaba en la secundaria, pero la verdad es, a pesar de todo mi trabajo, a pesar de todo mi esfuerzo, regularmente me sorprendo por mi capacidad de decir o hacer cosas espectacularmente estúpidas o hirientes.

Me di cuenta que el noventa y nueve por ciento de las veces, cuando hice algo que hirió a otra persona, fue inconscientemente: Estaba tan despistado que ni siquiera era consciente de mis actos idiotas. Cuando descubro mi error, mi reacción suele ser la misma: culpa, miseria, vergüenza y pedir disculpas. (las tres primeras resultan bastante inútiles pero las disculpas son absolutamente necesarias.) Entonces, ¿qué otra cosa mas puedo hacer? Puedo salir de mi pozo de auto-compasión y decidir ser más consciente de mis acciones en el futuro, abrir mi corazón un poco más, Ser más atento.

Dicho esto, creo que no importa cuánto nos esforcemos para vivir de acuerdo a nuestros ideales más altos. En algún momento vamos -y, sospecho, con cierta regularidad - a meter la pata: a decir o hacer las cosas mal. Cometer errores estúpidos. Herir los sentimientos de alguien. El hecho es que somos humanos, - y si hubiéramos estado destinados a ser tan puros y perfectos como los ángeles tendríamos que haber nacido con alas - así que todo lo que podemos hacer es lo mejor posible. A veces nuestro “mejor posible” es extraordinario, a veces es patético, pero es el esfuerzo lo que cuenta, creo yo.

En la novela de Kurt Vonnegut de 1965, “Dios lo bendiga, Mr. Rosewater”, (uno de mis libros favoritos), el personaje principal, un hombre que se ha preocupado tanto por sus congéneres que ha quedado al borde de la locura, se le pide que bautice a unos gemelos recién nacidos. Eliot Rosewater, entonces improvisa una breve, sincera y cordial bienvenida al Planeta Tierra, que concluye así: "Sólo conozco una regla, chicos: Maldición, tienes que ser amable”."

Esas palabras, como el pedido de Buda para un corazón lleno de amor, me han acompañado desde hace décadas. Ninguna de esas citas es especialmente poética, pero ambas contienen la suficiente verdad como para cambiar el mundo.

Un corazón a la vez.

©copyright 2011 J.M. DeMatteis