lunes, 31 de mayo de 2010

10 PPVADM: #9 DICK TRACY



" ¿Qué les pasa, inútiles? ¿Acaso se olvidaron de como matar gente?"

#9 DICK TRACY de Warren Beatty (1990)
Hace 20 años, después de muchos guiones descartados, agarrado del éxito del Batman de Tim Burton, y demostrando ser muy superior en todo sentido a ésta última, Dick Tracy llegó al cine.
El personaje de Chester Gould llevaba varios años en las garras de Disney para su adaptación a la pantalla pero su desarrollo fue muy dificultoso. Recién cuando Warren Beatty fue contratado como director (y poniéndose él mismo en el rol protagónico, por ser un fan del personaje) la cosa empezó a caminar. Y llegó a destino.

Sin apartarse demasiado del espíritu de su autor, pero con bastante originalidad, Beatty decidió enfrentar al incorruptible policía de piloto amarillo contra TODOS sus enemigos: Flattop (Will Forsythe); Lips Manlis (Paul Sorvino); 88 Keys (Mandy Patinkin); Pruneface (R.G. Armstrong); Influence (Henry Silva); Spaldoni (James Caan); Mumbles (Dustin Hoffman) liderados por el capo Big Boy Caprice (Al Pacino). Aunque The Blank también tiene algo que aportar. Completan el reparto "muchachos" como Dick Van Dyke; Charles Durning y Madonna como Breathless en uno de los mejores papeles de su carrera (no es joda) e interpretando temas que hacen que uno lamente que la rubia no se haya dedicado al swing.

Dick Tracy ha envejecido, pero bien. En su momento fue un éxito pero no tan grande como se esperaba por lo que no hubo continuación. Ingenua por momentos, tierna o violenta en otros, debe ser la única pelicula de Disney que muestran en cámara asesinatos en masa, incluyendo la escena final de la masacre de los villanos donde Tracy se carga a todos con su metralleta.
Astuto, el director no muestra ni una gota de sangre, dejando la posibilidad de que sus enemigos estén vivos aunque mal heridos, como solía pasar en las historietas de Gould. La música fifties de Danny Elfman, los coloridos trajes de los mafiosos y la increible puesta en escena, son otros elementos impulsores del relato.

Mención aparte para Al Pacino, quien demuestra que, aún irreconocible por el maquillaje, puede meter un gol de media cancha con la que quizás sea la única actuación cómica de su carrera. Para disfrutar.

Esto es aventura, tiros, explosiones, buenos muy buenos y malos malísimos. Criaturas con personalidades en blanco y negro vestidos con abrigos de todos los colores. Eso sí, cuando Tracy tiene que pedirle matrimonio a su novia de toda la vida, tartamudea como cualquiera de nosotros ante esa perspectiva y elige el camino de lanzarle el anillo desde lejos por temor a una negativa. Por suerte para él, en este tipo de historias, las novias de los héroes rara vez dicen que no.

martes, 18 de mayo de 2010

La Alegría Del Primer Hijo. (cuento sarcástico e insorprendente de futurística visión) por BDB*

*Este cuento es autoria de un gran amigo que hoy día es monje trapense. Escribió esto en el año 2006. Me tomé la libertad de corregirle un poco el texto pero los cambios nada afectan al espíritu de la historia original. No apto para personas hiper sensibles. Están avisados.


Todavía hoy recuerdo con lágrimas en los ojos esa llamada de mi mujer donde me informó: “Estoy yendo al hospital”. Recogí mi saco, me levanté ante mis compañeros de trabajo y grité lleno de emoción que iba a ser papá. Viene a mi mente la llegada al hospital, todos me felicitaban, desde el taxista que me llevó, hasta el portero del sanatorio. Fue allí donde nació ella. 3 kilos y medio. Un angelito. Le raparon la cabeza, y le pusieron unos aros. Eramos ella, yo y mi mujer. Y nunca le faltaría nada porque Papá estaba ahí.
Recuerdo nuestro primer día en casa. Los pañales, las visitas, mi suegra mirándome con desconfianza cuando alzaba a la gorda, y el teléfono que no paraba de sonar. Era la primera nieta. Esas mantas rosas, esos osos, esos olores a bebe. En fin: la armonía de contemplar la paz de la beba durmiendo. Y yo, papá, estaba ahí.
Para mí fue ayer cuando la llevamos por primera vez al jardín, cómo se aferraba a mi pierna llorando que no la deje. Mi princesita se quedaba ahí, y yo me iba con el corazón partido. Creció jugando, hizo amiguitas y amiguitos. Jugaban a tomar el té y se contaban entre ellos historias de las más disparatadas. Era toda una damita. De vez en cuando se le escapaba alguna infidencia de nuestro matrimonio, pero sin mayor problema porque Papá estaba ahí.

Pasaron los años, terminó preescolar, comenzó el primario. Siempre esta chiquita que nació como novedad, hacía que mi vida se renovase cada día.
Ya en séptimo grado, resuena de golpe en mi memoria, un llamado telefónico de la directora citándome al colegio. La habían sorprendido en el baño practicándole sexo oral a un jovencito Que picarona, casi le cuesta la matrícula. ¡12 añitos nomás, qué cosa mi princesita! Por suerte para ella, Papá estaba allí.
Otra vez para primer año del secundario mi reinecita me hizo reír mucho. La muy juguetona con solo 13 añitos le puso canabis a los brownies y me intoxicó. La marihuana la compró en un aguantadero. A eso le sumo el reto que le di por que no confió en mí y en vez de pedirme plata me la robó de la billetera. Quería comprarse lo último en diversión que aparecía en las propagandas de televisión: cocaína y éxtasis. ¡Ay, mi pequeña sirenita!. Papá estuvo con ella en esos momentos conflictivos.

¿Te acordás el día que te llevé al médico, bomboncito? ¡Que nerviosa estabas, y ya tenías 14 años! No eras una niña, pero igual que aquel lejano primer día en el jardín de infantes te aferrabas a mí con temor. ¡Claro, era tu primer aborto! Y Papucho estaba allí.
También recuerdo tu fiestita de 15. Cómo olvidarla. Estabas toda de blanco. Fue maravilloso verte entrar por esas puertas, con tu escolta. Casi flotabas en el aire. Que camilla más hermosa. La verdad es que las sábanas de la sala del hospital para enfermos de sida hicieron de la fiesta algo único y acogedor. Los enfermeros, los partes médicos, las inyecciones de morfina, etc. ¡Mi pequeña sidosa! Y Papá estaba ahí.

Otra vez fuimos de compras. El ruido de la ciudad nos cansó. Queríamos un terreno en las afueras, para poder descasar. Tú, pequeñita, te lo merecías, por eso nos miramos con tu mamá y dijimos: “¡Vamos para adelante con la compra!”. Así fue. Elegimos lo que más te gustaría, y nos inclinamos por “Jardín de Paz”. Ese fue nuestro regalo para tus dulces 16. Ahí te aferraste, y ya nada ni nadie podrían sacarte de allí.
¡Y Papá allí estuvo!.

martes, 11 de mayo de 2010

10 PPVADM: #9 UN DOMINGO CUALQUIERA


"Sos muy muy joven. Y sos muy muy estúpido..."

#10 UN DOMINGO CUALQUIERA de Oliver Stone (1999).

Al espectador desprevenido, UDC puede marearlo.

Los movimientos de cámara de Oliver Stone son más que un estilo. En este caso, son una marca registrada. El problema es que interfiere con la narración.
Quizás pueda catalogarse a esta obra como una comedia dramática deportiva.

Un reparto enorme encabezado por Al Pacino, Dennis Quaid, Cameron Diaz, Jamie Foxx, Aaron Eckart y Charlton Heston entre otros, imágenes a toda velocidad consiguiendo un auténtico bombardeo visual y un guión livianito son la receta para este cóctel supuestamente nuevo en materia de cine. Pero no nos engañemos. Esto ya se ha visto.
La historia del joven atleta que se le da la chance para demostrar que es el mejor, que descubre el valor de la amistad y el fair play para encontrar la redención mientras lleva a su equipo al triunfo se ha filmado tantas veces como Drácula.
Sin embargo, es de lo más disfrutable.

El mérito de Stone y su cast es que hace que una historia repetida parezca algo completamente nuevo e inexplorado.
Gladiadores modernos (una escena con Ben Hur de fondo lo insinua de forma poco sutil) con cascos que se destrozan en la cancha, pan y circo, y la importancia de las ganancias materiales sobre las personales forman una línea argumental pretenciosa, con pocas sorpresas.
Pero no importa. El viaje vale la pena.

El mundo es rápido, violento y ambicioso. Stone nos lo muestra así, a través de su lente en fast forward. Y no se guarda nada. Cuando un jugador pierde el ojo durante un partido, vemos como los médicos lo agarran y lo ponen en hielo (¡al ojo, claro!).

Es que estamos el circo romano. Donde hay que ganar siempre y con lo medios que sean. “Bienvenidos al siglo 21” dice un periodista al principio de la película.
Es la tecnología nomás. La historia es siempre la misma.